viernes, 30 de noviembre de 2012

Noviembre huele a Jazz


Hay muchos rincones en mi ciudad en los que, durante todo el año, el aroma del Jazz está presente. Pero es en el mes de noviembre cuando ese olor se hace más denso y nos envuelve a todos los que de algún modo este ritmo nos eleva el alma. Incluso llega,  a través de la calle, a aquellos que gusten disfrutar al menos dos segundos de esta música.
¿Y a qué huele el jazz? Para mí todo estilo musical tiene un olor que lo caracteriza, y el jazz tiene el suyo propio. Es el olor del local clandestino donde el aire está cargado de alcohol, perfume de mujer e incluso si me permitís, a humo de tabaco. Donde empezaron lo más grandes de este mundo tan particular, todos esos que hicieron de esta música historia, dejando un gran legado,  base de inspiración de otros muchos que han llegado hasta nuestros días.
Año tras año nos volvemos a dar cita todos los que nos dejamos impregnar de este aroma, para poder disfrutar de un magnífico programa que lleva envolviéndonos desde hace treinta y tres años ¡ casi nada !


Este año nos hemos podido llenar de la música de Wallace Roney, Larry Coryell, Omar Hakim, Rick Margitza y Ralphe Armstrong homenajeando al gran Miles Davis. También han pasado por esta ciudad, Paolo Fresu y Omar Sosa, Roy Hargrove Quintet, entre otros, hasta culminar con el gran maestro Pakito D'Rivera .
Empezamos la cuenta atrás, deseando que el año que viene, este Festival nos vuelva a rodear de ese olor tan especial, que desde hace más de tres décadas deja en nuestra ciudad. 

La receta de hoy en Dos Segundos es Trufas de Chocolate y Brandy.
¿Acaso hay algo más placentero gastronómicamente hablando, que un bocado de chocolate? 
Mi amigo José Manuel, gran entendido del mundo del Jazz y del que he aprendido mucho, incluso me ha enseñado a escuchar aquellos ritmos que para mí eran bastante desconocidos, siempre me decía que para él no había mayor placer,  que mientras el sentido del oído, durante un concierto de Jazz, hacía que su alma subiera hasta lo más alto, el sentido del gusto lograba la misma sensación en ese momento, degustando algo de chocolate.

Ingredientes

200 gr de chocolate fondant.
125 ml de nata
100 gr de azúcar glass.
50 gr de mantequilla.
1 cucharada de brandy.
Fideos de chocolate.                                       

Elaboración
Ponemos el chocolate troceado en un cazo al baño María y sin dejar de remover, deshacemos el chocolate añadiendo la mantequilla, el brandy y la mitad del azúcar glass, hasta que todos los ingredientes se hayan mezclado.
Apartamos del fuego y dejamos enfriar. Lo metemos en la nevera durante una hora aproximadamente.
Montamos la nata (tiene que estar muy fría) con el resto del azúcar y añadimos a la mezcla de chocolate, envolviendo de abajo a arriba para que no se nos baje la nata.
Tiene que quedar una mezcla esponjosa. volvemos a meter en la nevera durante otra hora.
A continuación pasamos a formar las bolitas, ayudándonos de dos cucharillas pequeñas. Una vez hechas las pasamos por los fideos de chocolate y vuelta a la nevera.
El paso siguiente son los dos segundos que obtengamos con cada bocado de esta delicia.

Esta vez voy a sugerir como fondo musical, El blues de Mrs Cellie, preciosa escena de la película El Color Púrpura, con una gran carga sentimental, donde para mí se refleja ese olor a Jazz.

*Gracias José Manuel por compartir una pasión por un gusto musical y convertirlo en una afición.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Derecho a un Derecho


La semana pasada me encontré con mi amiga, Rainnia, a la que hacía tiempo que no veía. Rainnia es búlgara y vive desde hace seis años en España junto a su hija. Lo que el tiempo nos permitió, hablamos de unas cosas y otras, entre ellas de cocina (como sabéis, una de mis aficiones). Me facilitó unas recetillas típicas de su tierra, y me invitó a que algún día pasara por su casa para prepararlas. Le pregunté  cuál era la comida que temía que hubiese hecho su madre cuando volvía de la escuela,  y cual era la que más le gustaba. Ella me dió una respuesta que me sorprendió: no fue al colegio siendo niña, sabía lo que iban a comer en su casa porque.... lo cocinaba ella.
Así dejamos a un lado la conversación gastronómica y pasamos a hablar de esta parte de su vida. Inmediatamente quise saber el porqué, resultaba difícil creer  que alguien viviendo en un país, de los que en occidente entendemos como "civilizado", no hubiese ido al colegio.
Tenía siete hermanos varones por delante de ella: sus padres "buscaban" la niña que los cuidara en la vejez.
Sus hermanos estudiaron en la Universidad, ella sólo aprendió a leer y a escribir por cuenta de uno de ellos y a escondidas de sus padres.

Rainnia no es una abuela contando batallitas de su infancia, sólo tiene 35 años. Nacida en la civilizada Europa, ni siquiera tuvo opción a uno de los derechos básicos del ser humano, el derecho a la educación.

Hace unas semanas leí en la prensa que Malala Yousafzai mejoraba de sus heridas. Ella es la niña pakistaní a la que dispararon por el simple hecho de ir a la escuela y reivindicar el derecho a la educación escolar de la mujer en su ciudad.

Cuando leemos noticias así nos escandalizamos y pensamos siempre en una sociedad que queda muy lejos de la nuestra en cuanto a prácticas religiosas o vida social. Pero desde el momento en que nosotros, integrantes de este mundo civilizado, coartamos la libertad de nuestros hijos en un derecho tan básico como es ir al colegio nos convertimos en unos fanáticos intransigentes.

El pasado 26 de octubre, los colegios de mi barrio se unieron con un fin común: reivindicar ese derecho tan esencial de nuestros hijos, ir a la escuela. Esto lo llevan haciendo varios años y consiste en manifestarse por las calles del barrio y llamar la atención de aquellos que de algún modo están privando a sus hijos de ese derecho. Al final del acto, se lee un manifiesto relacionado con el hecho por el que están allí. Después hay juegos y diversas actividades para concienciar a los niños  de la importancia que tiene ir a la escuela. Les corresponde hacerlo a los alumnos del último curso de Primaria junto a sus profesores.

La infancia de Rainnia, la historia de Malala o el niño de nuestro barrio que vemos en la calle casi todos los días en horario escolar, no son diferentes entre sí.
A ellos se les ha negado un derecho, el motivo no importa... sólo es una excusa.  Aunque el futuro se presenta un tanto complicado en los próximos años, no seamos integristas de nuestros hijos ni cerremos puertas desde su infancia, ellos son el futuro y eso, empieza en el colegio.

Rainnia compagina la crianza de su hija con el trabajo y con lo que siempre soñó desde niña, sus estudios universitarios.
Malala se recuperará y seguro que lo ocurrido en su vida, no será un freno para seguir luchando por esa libertad que todos deberíamos tener.
Respecto a los chicos anónimos de nuestro barrio que, pudiendo, no usan ese derecho, quizás queden cada vez menos. Y quizás sea gracias a esas personas que deciden salir a la calle durante una mañana para recordarnos a todos que están ahí, y que asistir a la escuela es un derecho, y una obligación.

Hoy he encontrado más de dos segundos junto a mi amiga Rainnia, y gracias a su historia, me ha hecho ver todo aquello que tenemos y no sabemos valorar.
 
 El hilo musical en esta ocasión en Dos Segundos corresponde a Aynur Karadogan, cantante turca que reivindica con sus canciones los derechos a la libertad, a la educación, sobre todo de la mujer kurda.
 Como receta estaría bien dedicar unos segundos a alguna de las que me ha proporcionado Rainnia, pero ella le tiene especial cariño a una que, sin ser típica de su país, la ha preparado en numerosas ocasiones: era un de las preferidas por su padre (al que ella adoraba) porque vivió muchos años en Turquía. Se trata del Hummus o Crema de Garbanzos.


Hummus

Ingredientes
1/2 kg de garbanzos
1/2 cebolla
1 hoja de laurel
1 ajo.
1/2 limón.
Sal (al gusto).
1/2 cucharadita de tahina o crema de sésamo (fácil de encontrar en cualquier hipermercado)
Un poco de perejil picado.
Pimentón dulce o picante (al gusto)
Aceite de oliva.

Elaboración

Ponemos los garbanzos a cocer junto a un trozo de cebolla y una hoja de laurel hasta que estén tiernos. Esto puede ser en olla tradicional una hora y media y en olla rápida, unos cuarenta y cinco minutos más o menos. Si se quiere más rapidez, se pueden utilizar garbanzos en bote, ya cocidos, pero el sabor no es el mismo.
Cuando estén tiernos, los echamos al vaso de la batidora junto con el resto de ingredientes menos el pimentón. Si nos cuesta batir, añadimos un poco de agua de la cocción y si son de bote, un poco de agua caliente. Obtendremos una pasta o crema, que extendemos en un plato llano y a la que añadimos el pimentón y un buen chorro de aceite.
Se come con pan tipo árabe, pero en su defecto, un buen pan de Alfacar es igual de apropiado.

Esta receta es típica de muchos países del Mediterráneo, Marruecos, Turquía, Grecia, Líbano, en casi todos se elabora de forma muy similar aunque cada uno aporta su pequeño toque personal. Hay quien le echa algo de canela, otros ponen cilantro en vez de perejil, adornan con aceitunas negras e incluso con trocitos de queso tipo feta por encima.